Entre nuestro comienzo y nuestro fin
cuántos sentimientos dilapidamos
algunos se esconden en el olvido
como si no supieran
que el olvido no olvida
que vuelven despacito por la sangre
dejándonos placeres y pesares
de todos los colores y sabores
ahí están los relojes/ impertérritos
moviendo las aguas del olvido
y nosotros mirando/ tan mortales
como los pajaritos y las rosas
el olvido está ahí
no lo olvidemos.